En general, se puede decir, que para gestionar la convivencia la primera prioridad del profesorado es que pueda dar clase, no educar para la democracia, ni promover autonomía, etc., en segundo lugar pensará en proteger a los alumnos con mejores posibilidades y por último se preocupará por los alumnos con peor desempeño. En cuanto a lo qué se propone, es principalmente enseñar los contenidos de su materia, por encima de transversales o currículum oculto y la manera de alcanzarlo será la más expeditiva, no la más constructiva. Es decir, a los docentes les preocupa más que los alumnos no molesten para que puedan dar clase y que se creen redes de ayuda mutua para mantener las buenas relaciones.
El profesorado tiene, además, dificultades para valorar la importancia de la cogestión de la convivencia, puesto que de lo que se habla es de un hecho colectivo que no debe quedar en manos de unos pocos. Cada autor propone su visión del tema, pero todos coinciden en la importancia de favorecer la integración, promoviendo el diálogo y la colaboración, teniendo en cuenta las necesidades e intereses de los alumnos y evitando las estrategias basadas en el uso del poder sin más.
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